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Sergio Cortés, cómo es ser el “doble” de Michael Jackson, su encuentro con el astro y el día que lo confundió Harrison Ford

Sentado en el lobby de un hotel de Barrio Norte, enfundado en su “traje de Michael Jackson”, de lejos despista. Asombra por su parecido físico con el extinto “rey del pop”, fallecido el 25 de junio de 2009.

La similitud con el astro es notoria, a tal punto que genera cierta inquietud. Su campaña de prensa, y él mismo, sostienen que fue el “elegido” por la familia de Jackson, dada la reverencial disposición e, indudablemente, la simetría de facciones.

“Hola, ¿cómo estás tú?”, saluda con cordialidad y cierta timidez, y su acento rápidamente instala al interlocutor en la Barcelona natal del personaje. Sergio Cortés es tan catalán como el Mercado de La Boquería, poco similar a Gary, la ciudad de Indiana donde nació el creador de “Thriller”.

De visita en Buenos Aires, una vez más, Cortés se presentará el próximo 25 de abril en el Gran Rex porteño con su espectáculo The Michael Jackson Experience, show que también se ofrecerá en Mar del Plata, Comodoro Rivadavia, Córdoba, Neuquén, San Juan, Tucumán, Mendoza y Rosario; pero, aprovechando su llegada al Cono Sur, también se dará una vuelta por Chile.

Pide un café “calentito” y se dispone a charlar bien castizo, pero con la peluca lacia negra que esconde su “coleta” y sus rizos naturales. Jura y perjura que no se operó el rostro para acercar rasgos, aunque cuesta creerle. Desde ya, el trabajo de maquillaje es exhaustivo.

A dos metros de distancia, la radiográfica similitud no se extingue. Y, en escena, argumenta que todo lo que se escucha es interpretado por él.

“Estoy muy feliz de estar aquí, creo que es la cuarta vez que vengo a Buenos Aires, desde el primer viaje de 2017”, recopila datos el cantante y bailarín. “Echaba mucho de menos a esta ciudad, las experiencias anteriores fueron muy bonitas, toda Argentina me encanta y la gente es muy entregada”.

-Buenos Aires tiene rincones muy españoles y hay una idiosincrasia porteña que, inmigración mediante, en algunos aspectos, es también algo catalana.

-Me siento como en casa, me hace mucha ilusión.

-¿Cómo es tu espectáculo?

-Es un concierto en vivo que dura dos horas, con músicos y bailarines sensacionales y una puesta en escena que recrea al “rey del pop”.

-¿Cantás vos?

-Sí, claro, siempre canto en vivo. Es un concierto con mucho amor, con respeto por el artista que represento y por el encuentro con la gente.

-Imagino que, desde la muerte de Jackson, el concierto habrá ganado en emocionalidad.

-Es otra cosa. Cuando él falleció en 2009, abandoné el espectáculo. No era capaz. Todo el mundo me llamaba, pero me hacía daño usar ese momento tan triste para trabajar. Necesitaba tomarme un tiempo de duelo para recomponerme. Tampoco sabía si iba a tener la fuerza de volverme a subir a un escenario.

-¿Cuándo retomaste tu actividad?

-En 2012; necesité un tiempo largo. Y, cuando volví, busqué apoyarme en un gran equipo que tuviera la misma ilusión. Recuerdo que, en ese momento, los clubes de fans abrieron cuentas en las redes sociales pidiendo que Sergio volviese al escenario. Eso me ayudó.

Sus posturas son cuidadosamente estudiadas. Al igual que Michael Jackson, Sergio Cortés demuestra una gran flexibilidad física

-¿Cómo te definís?

-No lo sé. Todo lo hago con mucho cariño. Puedo decirte que, cuando me subo al escenario, abro mi pecho y mi corazón, con mucho amor hacia arriba, sabiendo qué significa para el público, con gran responsabilidad para los fans y para el “rey del pop”. Siento que hago magia.

-¿Casi como un médium?

-Un médium, pues sí.

-¿Experimentaste algún tipo de sensación que considerás que va más allá de la razón terrenal?

-Siempre lo he sentido así. Siempre, de alguna manera, algo ha sucedido. Incluso, en momentos duros para mí, donde he querido tomar distancia, ha habido algo que me ha traído de nuevo, casi contra mi voluntad.

Sergio Cortés recuerda que, a pesar del pedido de los fanáticos, ha sido un amigo quien motorizó su regreso al ruedo, luego de la muerte del intérprete de “The Way you Make me Feel”. Fue ese amigo quien abrió una cuenta de Facebook donde divulgó imágenes de los conciertos de Cortés y reclamaba su regreso a la escena artística.

“Me enfadé mucho, pero, al tiempo, él sufrió un accidente y quedó en coma durante un mes. Eso generó un gran malestar en mí, un mal sabor por haberme enfadado por una tontería, ya que me quería hacer un bien. Entonces, hice una promesa”.

-¿Una promesa?

-Le dije: “si abres los ojos volveré al escenario a hacer todo eso que me dijiste”. Al mes despertó y yo cumplí. Es más, siempre que lo he podido llevar conmigo, lo he llevado. Al fin y al cabo, necesitaba volver al espectáculo, pero no era capaz de hacerlo por mí mismo. Ha tenido que ser así, por eso digo que hay señales.

-¿Qué otro tipo de “señales” percibís?

En el escenario siento como un abrazo de brazos gigantes. Parece un poco de locos, pero me ha pasado que siento como que no estoy del todo en ese lugar, como que no reconozco la voz que me sale, como si fuera un vínculo. Antes de salir al escenario le pido a Michael que me ayude para hacerlo bonito como a él le gustaría y como el público quiere.

-En tu vida cotidiana, ¿dejás de “ser él”?

-Claro, siempre me siento yo. Normalmente no estoy caracterizado, ando con jeans y una gorrita, sin maquillaje. Siempre me veo a mí. Frente al espejo veo a Sergio, aún cuando estoy caracterizado de Michael Jackson, pero soy yo.

-¿No padecés un problema de identidad?

-Para nada, jamás me he hecho una cirugía y comencé de una manera casual a mis dieciséis añitos, debido a mi parecido. Era muy tímido y nunca había hecho nada que tuviera que ver con el espectáculo, comencé por la imagen, eso me empujó.

-¿Cómo fue?

-Cuando salió el video de “Bad”, con un Michael más “blanquito”, yo hacía la escuela superior por las tardes y, durante las mañanas, me dedicaba a dibujar comics para una empresa alemana. Cuando se estrenó ese clip, yo era una adolescente como los de la época, un poco rebelde, vestido de negro, con correas colgando y el pelo crecido algo heavy metal. Ese día, luego de conocerse “Bad”, salí de la escuela y la gente me decía en la calle “Michael Jackson”. No entendía nada. Casualidades de la vida; esa semana, me crucé con un periodista que también notó una similitud y me ofreció, si yo era capaz de caracterizarme como el cantante, hacerme una entrevista. “Vale”, le dije. Me pareció interesante, divertido.

Cortés comenzó a escuchar el arte de Michael Jackson a sus cinco años, impulsado por la influencia de sus hermanos mayores. “Siempre lo admiré”. Finalmente, aquella entrevista en la revista Lecturas lo catapultó a una nueva forma de vida que maridó la ceremonia hacia el artista con una salida laboral.

La puesta en escena de los espectáculos de Sergio Cortés incluyen la presencia de una banda en vivo y un staff de bailarines

A la semana de haberse publicado el reportaje, el cronista le comentó a Cortés que una empresa suiza, que llevaba adelante la producción del perfume con la marca del astro de la música internacional, le había pedido su contacto. En cuestión de horas, el joven catalán se encontraba caracterizado en medio de las presentaciones de la fragancia.

Los eventos se sucedieron y él disfrutaba al codearse con las personalidades más destacadas de la vida social española y del mundo de la música. “Conocí a Mecano y eso era lo más”.

Tiempo después, a esas presentaciones se le sumó la música de Jackson, lo cual ahora implicaba que Sergio Cortés debía demostrar su capacidad para el baile. “Era muy tímido, ni siquiera participaba en los actos de la escuela, no era capaz, pero la música de Michael Jackson me empujaba, aunque, antes de salir a enfrentar al público me dolía mucho la cabeza”.

-¿Cómo llega el canto a tu vida?

-Cuando bailaba, la voz de Michael Jackson me recordaba a mí propia voz, entonces eso me impulsó a estudiar canto con un argentino. Así comencé a cantar, una cosa me llevó a la otra.

-¿Qué opinaba tu familia?

-Estaban un poco asustados. Era muy chico. Incluso, a los diecisiete años me fui una semana a Nueva York para hacer un trabajo.

Comienza a repasar su propio libro de anécdotas y la primera tiene que ver con ese viaje iniciático: “En Nueva York, cuando me crucé con Harrison Ford, me confundió con Michael Jackson”.

Según explica, volviendo de un evento en el Central Park, se topó con el famoso actor frente a un semáforo. Antes de cruzar la calle, el actor de Apocalypse Now lo miró y le dijo “Michael”. En cuestión de segundos, una limusina se detuvo frente a ellos, alguien abrió una ventanilla y gritó: “Aquí está Michael Jackson”.

“Lo curioso es que nadie reparó que, al lado mío, estaba Harrison Ford. Fue tal el tumulto que se armó, que él salió corriendo para un lado y yo para el otro, seguido por una multitud. Pasé días encerrado en el hotel”.

En Zaragoza, el staff de Michael Jackson lo reprendió por mostrarse caracterizado ante el público en la planta baja del hotel donde se hospedaba el astro estadounidense

-¿Cómo te enteraste de la muerte del cantante?

-En mi casa, tomando café y mirando televisión. Fue un “masazo”. No me lo podía creer, es de esas personas que uno piensa que no van a morir.

-¿Él sabía sobre tu existencia y tu actividad de “doble”?

-Claro, desde el principio.

-¿Lo autorizó rápidamente?

-La gente que llevaba adelante su perfume lo mantenía informado sobre mi presencia. Siempre se decía que vendría a alguna de las presentaciones del producto, pero nunca ocurrió. Cuando se casó con Lisa Marie Presley me contactó mi agente italiano, que había sido jefe de guardaespaldas de Eros Ramazzotti, para comentarme que nos habían convocado para despistar a la prensa, mientras Michael se casaba en secreto. Fue algo muy fuerte, un gran peso, una responsabilidad.

Cortés cuenta que “se alquiló el museo Elvis Presley y se lo llevó a Marbella, donde se hizo correr el rumor que Michael y Liza Marie iban a ir a visitarlo. Se armó un operativo con patrullas y yo iba en un descapotable saludando a la gente. Lo curioso es que nadie dijo nada oficialmente, solo se trataba de un rumor y de mi presencia. El ingreso al museo estaba lleno de prensa, los engañé a todos. Me dolía en el alma, me creaba tensión pensar que todos creían que era Michael Jackson. Hasta tuve que cantar una canción delante de los medios que se habían reunido allí. Finalmente, luego de la boda, él contó que se había casado. Se terminó el pastel y todo salió bien”.

-¿Tenés trato con su familia?

-Tengo relación con Keith Jackson, primo de Michael. Incluso grabó un video donde agradeció mi trabajo en nombre de su familia.

-Cuando hubo denuncias judiciales en contra del ídolo por supuesto abuso infantil, ¿se vio afectado tu trabajo?

-Pues claro, mucha gente creyó y no quería saber nada con Michael Jackson, ni oír hablar sobre él.

-¿Lo conociste personalmente?

-En 1997, en Zaragoza, saludaba a la gente por una ventana del hotel donde él estaba alojado.

-¿Pudieron conversar?

-Allí me lo presentaron. No dije nada, no me salía hablar, estaba bloqueado. Fue gentil. Cada tanto, se asomaba él a saludar a la gente y, por momentos, lo hacía yo. Era un juego. Al día siguiente, nos quedamos solos en una sala, se paró frente a mí y me miró fijo. Él y yo. No sabía dónde meterme. No me atreví a decir nada, no tenía la fuerza, me sentí intimidado, él no dejaba de mirarme. Fueron como veinte minutos. No me podía ir, pero tampoco podía estar quieto y no sabía qué decir. En un momento, me saludó con la cabeza y se fue.

-¿Cómo te definirías? ¿Te sentís un imitador?

Me considero un doble, alguien que físicamente se parece a Michael Jackson y lo representa.

Sentado en el lobby de un hotel de Barrio Norte, enfundado en su “traje de Michael Jackson”, de lejos despista. Asombra por su parecido físico con el extinto “rey del pop”, fallecido el 25 de junio de 2009.

La similitud con el astro es notoria, a tal punto que genera cierta inquietud. Su campaña de prensa, y él mismo, sostienen que fue el “elegido” por la familia de Jackson, dada la reverencial disposición e, indudablemente, la simetría de facciones.

“Hola, ¿cómo estás tú?”, saluda con cordialidad y cierta timidez, y su acento rápidamente instala al interlocutor en la Barcelona natal del personaje. Sergio Cortés es tan catalán como el Mercado de La Boquería, poco similar a Gary, la ciudad de Indiana donde nació el creador de “Thriller”.

De visita en Buenos Aires, una vez más, Cortés se presentará el próximo 25 de abril en el Gran Rex porteño con su espectáculo The Michael Jackson Experience, show que también se ofrecerá en Mar del Plata, Comodoro Rivadavia, Córdoba, Neuquén, San Juan, Tucumán, Mendoza y Rosario; pero, aprovechando su llegada al Cono Sur, también se dará una vuelta por Chile.

Pide un café “calentito” y se dispone a charlar bien castizo, pero con la peluca lacia negra que esconde su “coleta” y sus rizos naturales. Jura y perjura que no se operó el rostro para acercar rasgos, aunque cuesta creerle. Desde ya, el trabajo de maquillaje es exhaustivo.

A dos metros de distancia, la radiográfica similitud no se extingue. Y, en escena, argumenta que todo lo que se escucha es interpretado por él.

“Estoy muy feliz de estar aquí, creo que es la cuarta vez que vengo a Buenos Aires, desde el primer viaje de 2017”, recopila datos el cantante y bailarín. “Echaba mucho de menos a esta ciudad, las experiencias anteriores fueron muy bonitas, toda Argentina me encanta y la gente es muy entregada”.

-Buenos Aires tiene rincones muy españoles y hay una idiosincrasia porteña que, inmigración mediante, en algunos aspectos, es también algo catalana.

-Me siento como en casa, me hace mucha ilusión.

-¿Cómo es tu espectáculo?

-Es un concierto en vivo que dura dos horas, con músicos y bailarines sensacionales y una puesta en escena que recrea al “rey del pop”.

-¿Cantás vos?

-Sí, claro, siempre canto en vivo. Es un concierto con mucho amor, con respeto por el artista que represento y por el encuentro con la gente.

-Imagino que, desde la muerte de Jackson, el concierto habrá ganado en emocionalidad.

-Es otra cosa. Cuando él falleció en 2009, abandoné el espectáculo. No era capaz. Todo el mundo me llamaba, pero me hacía daño usar ese momento tan triste para trabajar. Necesitaba tomarme un tiempo de duelo para recomponerme. Tampoco sabía si iba a tener la fuerza de volverme a subir a un escenario.

-¿Cuándo retomaste tu actividad?

-En 2012; necesité un tiempo largo. Y, cuando volví, busqué apoyarme en un gran equipo que tuviera la misma ilusión. Recuerdo que, en ese momento, los clubes de fans abrieron cuentas en las redes sociales pidiendo que Sergio volviese al escenario. Eso me ayudó.

Sus posturas son cuidadosamente estudiadas. Al igual que Michael Jackson, Sergio Cortés demuestra una gran flexibilidad física

-¿Cómo te definís?

-No lo sé. Todo lo hago con mucho cariño. Puedo decirte que, cuando me subo al escenario, abro mi pecho y mi corazón, con mucho amor hacia arriba, sabiendo qué significa para el público, con gran responsabilidad para los fans y para el “rey del pop”. Siento que hago magia.

-¿Casi como un médium?

-Un médium, pues sí.

-¿Experimentaste algún tipo de sensación que considerás que va más allá de la razón terrenal?

-Siempre lo he sentido así. Siempre, de alguna manera, algo ha sucedido. Incluso, en momentos duros para mí, donde he querido tomar distancia, ha habido algo que me ha traído de nuevo, casi contra mi voluntad.

Sergio Cortés recuerda que, a pesar del pedido de los fanáticos, ha sido un amigo quien motorizó su regreso al ruedo, luego de la muerte del intérprete de “The Way you Make me Feel”. Fue ese amigo quien abrió una cuenta de Facebook donde divulgó imágenes de los conciertos de Cortés y reclamaba su regreso a la escena artística.

“Me enfadé mucho, pero, al tiempo, él sufrió un accidente y quedó en coma durante un mes. Eso generó un gran malestar en mí, un mal sabor por haberme enfadado por una tontería, ya que me quería hacer un bien. Entonces, hice una promesa”.

-¿Una promesa?

-Le dije: “si abres los ojos volveré al escenario a hacer todo eso que me dijiste”. Al mes despertó y yo cumplí. Es más, siempre que lo he podido llevar conmigo, lo he llevado. Al fin y al cabo, necesitaba volver al espectáculo, pero no era capaz de hacerlo por mí mismo. Ha tenido que ser así, por eso digo que hay señales.

-¿Qué otro tipo de “señales” percibís?

En el escenario siento como un abrazo de brazos gigantes. Parece un poco de locos, pero me ha pasado que siento como que no estoy del todo en ese lugar, como que no reconozco la voz que me sale, como si fuera un vínculo. Antes de salir al escenario le pido a Michael que me ayude para hacerlo bonito como a él le gustaría y como el público quiere.

-En tu vida cotidiana, ¿dejás de “ser él”?

-Claro, siempre me siento yo. Normalmente no estoy caracterizado, ando con jeans y una gorrita, sin maquillaje. Siempre me veo a mí. Frente al espejo veo a Sergio, aún cuando estoy caracterizado de Michael Jackson, pero soy yo.

-¿No padecés un problema de identidad?

-Para nada, jamás me he hecho una cirugía y comencé de una manera casual a mis dieciséis añitos, debido a mi parecido. Era muy tímido y nunca había hecho nada que tuviera que ver con el espectáculo, comencé por la imagen, eso me empujó.

-¿Cómo fue?

-Cuando salió el video de “Bad”, con un Michael más “blanquito”, yo hacía la escuela superior por las tardes y, durante las mañanas, me dedicaba a dibujar comics para una empresa alemana. Cuando se estrenó ese clip, yo era una adolescente como los de la época, un poco rebelde, vestido de negro, con correas colgando y el pelo crecido algo heavy metal. Ese día, luego de conocerse “Bad”, salí de la escuela y la gente me decía en la calle “Michael Jackson”. No entendía nada. Casualidades de la vida; esa semana, me crucé con un periodista que también notó una similitud y me ofreció, si yo era capaz de caracterizarme como el cantante, hacerme una entrevista. “Vale”, le dije. Me pareció interesante, divertido.

Cortés comenzó a escuchar el arte de Michael Jackson a sus cinco años, impulsado por la influencia de sus hermanos mayores. “Siempre lo admiré”. Finalmente, aquella entrevista en la revista Lecturas lo catapultó a una nueva forma de vida que maridó la ceremonia hacia el artista con una salida laboral.

La puesta en escena de los espectáculos de Sergio Cortés incluyen la presencia de una banda en vivo y un staff de bailarines

A la semana de haberse publicado el reportaje, el cronista le comentó a Cortés que una empresa suiza, que llevaba adelante la producción del perfume con la marca del astro de la música internacional, le había pedido su contacto. En cuestión de horas, el joven catalán se encontraba caracterizado en medio de las presentaciones de la fragancia.

Los eventos se sucedieron y él disfrutaba al codearse con las personalidades más destacadas de la vida social española y del mundo de la música. “Conocí a Mecano y eso era lo más”.

Tiempo después, a esas presentaciones se le sumó la música de Jackson, lo cual ahora implicaba que Sergio Cortés debía demostrar su capacidad para el baile. “Era muy tímido, ni siquiera participaba en los actos de la escuela, no era capaz, pero la música de Michael Jackson me empujaba, aunque, antes de salir a enfrentar al público me dolía mucho la cabeza”.

-¿Cómo llega el canto a tu vida?

-Cuando bailaba, la voz de Michael Jackson me recordaba a mí propia voz, entonces eso me impulsó a estudiar canto con un argentino. Así comencé a cantar, una cosa me llevó a la otra.

-¿Qué opinaba tu familia?

-Estaban un poco asustados. Era muy chico. Incluso, a los diecisiete años me fui una semana a Nueva York para hacer un trabajo.

Comienza a repasar su propio libro de anécdotas y la primera tiene que ver con ese viaje iniciático: “En Nueva York, cuando me crucé con Harrison Ford, me confundió con Michael Jackson”.

Según explica, volviendo de un evento en el Central Park, se topó con el famoso actor frente a un semáforo. Antes de cruzar la calle, el actor de Apocalypse Now lo miró y le dijo “Michael”. En cuestión de segundos, una limusina se detuvo frente a ellos, alguien abrió una ventanilla y gritó: “Aquí está Michael Jackson”.

“Lo curioso es que nadie reparó que, al lado mío, estaba Harrison Ford. Fue tal el tumulto que se armó, que él salió corriendo para un lado y yo para el otro, seguido por una multitud. Pasé días encerrado en el hotel”.

En Zaragoza, el staff de Michael Jackson lo reprendió por mostrarse caracterizado ante el público en la planta baja del hotel donde se hospedaba el astro estadounidense

-¿Cómo te enteraste de la muerte del cantante?

-En mi casa, tomando café y mirando televisión. Fue un “masazo”. No me lo podía creer, es de esas personas que uno piensa que no van a morir.

-¿Él sabía sobre tu existencia y tu actividad de “doble”?

-Claro, desde el principio.

-¿Lo autorizó rápidamente?

-La gente que llevaba adelante su perfume lo mantenía informado sobre mi presencia. Siempre se decía que vendría a alguna de las presentaciones del producto, pero nunca ocurrió. Cuando se casó con Lisa Marie Presley me contactó mi agente italiano, que había sido jefe de guardaespaldas de Eros Ramazzotti, para comentarme que nos habían convocado para despistar a la prensa, mientras Michael se casaba en secreto. Fue algo muy fuerte, un gran peso, una responsabilidad.

Cortés cuenta que “se alquiló el museo Elvis Presley y se lo llevó a Marbella, donde se hizo correr el rumor que Michael y Liza Marie iban a ir a visitarlo. Se armó un operativo con patrullas y yo iba en un descapotable saludando a la gente. Lo curioso es que nadie dijo nada oficialmente, solo se trataba de un rumor y de mi presencia. El ingreso al museo estaba lleno de prensa, los engañé a todos. Me dolía en el alma, me creaba tensión pensar que todos creían que era Michael Jackson. Hasta tuve que cantar una canción delante de los medios que se habían reunido allí. Finalmente, luego de la boda, él contó que se había casado. Se terminó el pastel y todo salió bien”.

-¿Tenés trato con su familia?

-Tengo relación con Keith Jackson, primo de Michael. Incluso grabó un video donde agradeció mi trabajo en nombre de su familia.

-Cuando hubo denuncias judiciales en contra del ídolo por supuesto abuso infantil, ¿se vio afectado tu trabajo?

-Pues claro, mucha gente creyó y no quería saber nada con Michael Jackson, ni oír hablar sobre él.

-¿Lo conociste personalmente?

-En 1997, en Zaragoza, saludaba a la gente por una ventana del hotel donde él estaba alojado.

-¿Pudieron conversar?

-Allí me lo presentaron. No dije nada, no me salía hablar, estaba bloqueado. Fue gentil. Cada tanto, se asomaba él a saludar a la gente y, por momentos, lo hacía yo. Era un juego. Al día siguiente, nos quedamos solos en una sala, se paró frente a mí y me miró fijo. Él y yo. No sabía dónde meterme. No me atreví a decir nada, no tenía la fuerza, me sentí intimidado, él no dejaba de mirarme. Fueron como veinte minutos. No me podía ir, pero tampoco podía estar quieto y no sabía qué decir. En un momento, me saludó con la cabeza y se fue.

-¿Cómo te definirías? ¿Te sentís un imitador?

Me considero un doble, alguien que físicamente se parece a Michael Jackson y lo representa.

 El artista, nacido en Barcelona, se presentará en el Gran Rex y en una gira nacional en la que ofrecerá su tributo al “rey del pop”  LA NACION

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