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Son de Carolina del Sur, renovaron una lavandería por US$ 125 mil y cuentan la verdad de su apuesta: “Más que un negocio”

Erin y Jon Carpenter, una pareja de jóvenes emprendedores, decidieron apostar por un negocio que conocían poco: una lavandería automática. Encontraron un local en Charleston, Carolina del Sur, lo compraron y lo renovaron por completo. En total, invirtieron US$125.000 para ponerlo en marcha. “No teníamos idea de lo que hacíamos”, reconocieron. Y si bien admitieron que al principio perdían dinero, ya comenzaron a equilibrar sus cuentas.

Una lavandería en Charleston: la idea que surgió en YouTube

La iniciativa comenzó con Jon. Motivado por los videos que veía en Youtube sobre lavanderías automáticas, el joven —que contaba con formación empresarial— vio una oportunidad de negocio en medio de la inflación creciente de Estados Unidos. “Pensé: ‘¿Qué negocio es bueno en tiempos de recesión y que le va bien?’”, relató en una entrevista con Business Insider. Con algo de dinero que había ahorrado tras cerrar un emprendimiento de marketing, empezó a considerar opciones.

Erin y Jon Carpenter, felices con el resultado de su proyecto

Cuando tuvo la idea de abrir una lavandería, le propuso el negocio a Erin, su pareja, quien se sumó. Tiempo después, los jóvenes encontraron una lavandería en venta por poco más de US$50.000.

Era baratísima. Fuimos a verla y vimos por qué era tan barata. Estaba en un estado lamentable y me horroricé. Pensé: ‘¡Guau, qué locura! Será una anécdota divertida que contaré más adelante’”, recordó Erin. La pareja compró la lavandería y comenzó a renovarla de inmediato. “Simplemente nos lanzamos”, explicaron.

Lavandería automática: una remodelación exprés que costó US$75.000

El local necesitaba una reforma total. “Se sentía muy sucio y asqueroso. Todos los muebles estaban rotos y había botes de basura por todas partes”, relató la joven, quien destacó que definitivamente “no era un buen lugar para estar”. Sin embargo, las máquinas lavadoras funcionaban, por lo que pudieron enfocarse en mejorar la estética y la comodidad.

Instalaron un nuevo piso, cambiaron la iluminación, pintaron las secadoras y construyeron una oficina trasera. También reemplazaron la antigua recepción por un mostrador con taburetes. La renovación, explicaron, duró tres meses y demandó una inversión adicional de US$75.000.

Para restaurar el local tuvieron que invertir más de US$100 mil

Un negocio con ingresos variables y mucho esfuerzo

La idea original de la pareja era convertirlo en una inversión comercial de bajo riesgo, sin expectativas de grandes ganancias. Cuando compraron la lavandería, perdían alrededor de US$800 mensuales.

Con el tiempo, lograron alcanzar el punto de equilibrio y comenzaron a registrar ganancias que oscilaron entre US$1000 y US$3000 por mes. En los mejores momentos, el ingreso neto llegó a US$6000.

Sin embargo, los gastos por mantenimiento redujeron las ganancias. “Las máquinas se estropean, y eso tiene un costo”, explicó Jon. A pesar de eso, confían en el crecimiento del negocio gracias a un nuevo servicio de recogida y entrega que ya pusieron en marcha.

Mucho más que un negocio: “Nos enamoramos de la comunidad”

Más allá de los números, la pareja encontró en la comunidad un valor diferencial. “Nos enamoramos de la comunidad”, afirmaron. Al abrir el negocio, realizaron una jornada de lavandería gratuita y conocieron a los vecinos de la zona. “Cuando realmente conocimos a la gente, sentimos que era mucho más que una simple lavandería”, afirmó Erin.

Erin, dirigiendo los trabajos de renovación

A pesar del trabajo que implica mantener el negocio, ambos coinciden en que la decisión valió la pena. Jon resaltó que su objetivo inicial era generar US$1000 mensuales y hoy están por encima de esa cifra. Sin embargo, para él, el verdadero valor está en lo que construyeron junto a sus clientes. “No es un negocio pasivo, sino una comunidad increíble”, dijo.

Erin y Jon Carpenter, una pareja de jóvenes emprendedores, decidieron apostar por un negocio que conocían poco: una lavandería automática. Encontraron un local en Charleston, Carolina del Sur, lo compraron y lo renovaron por completo. En total, invirtieron US$125.000 para ponerlo en marcha. “No teníamos idea de lo que hacíamos”, reconocieron. Y si bien admitieron que al principio perdían dinero, ya comenzaron a equilibrar sus cuentas.

Una lavandería en Charleston: la idea que surgió en YouTube

La iniciativa comenzó con Jon. Motivado por los videos que veía en Youtube sobre lavanderías automáticas, el joven —que contaba con formación empresarial— vio una oportunidad de negocio en medio de la inflación creciente de Estados Unidos. “Pensé: ‘¿Qué negocio es bueno en tiempos de recesión y que le va bien?’”, relató en una entrevista con Business Insider. Con algo de dinero que había ahorrado tras cerrar un emprendimiento de marketing, empezó a considerar opciones.

Erin y Jon Carpenter, felices con el resultado de su proyecto

Cuando tuvo la idea de abrir una lavandería, le propuso el negocio a Erin, su pareja, quien se sumó. Tiempo después, los jóvenes encontraron una lavandería en venta por poco más de US$50.000.

Era baratísima. Fuimos a verla y vimos por qué era tan barata. Estaba en un estado lamentable y me horroricé. Pensé: ‘¡Guau, qué locura! Será una anécdota divertida que contaré más adelante’”, recordó Erin. La pareja compró la lavandería y comenzó a renovarla de inmediato. “Simplemente nos lanzamos”, explicaron.

Lavandería automática: una remodelación exprés que costó US$75.000

El local necesitaba una reforma total. “Se sentía muy sucio y asqueroso. Todos los muebles estaban rotos y había botes de basura por todas partes”, relató la joven, quien destacó que definitivamente “no era un buen lugar para estar”. Sin embargo, las máquinas lavadoras funcionaban, por lo que pudieron enfocarse en mejorar la estética y la comodidad.

Instalaron un nuevo piso, cambiaron la iluminación, pintaron las secadoras y construyeron una oficina trasera. También reemplazaron la antigua recepción por un mostrador con taburetes. La renovación, explicaron, duró tres meses y demandó una inversión adicional de US$75.000.

Para restaurar el local tuvieron que invertir más de US$100 mil

Un negocio con ingresos variables y mucho esfuerzo

La idea original de la pareja era convertirlo en una inversión comercial de bajo riesgo, sin expectativas de grandes ganancias. Cuando compraron la lavandería, perdían alrededor de US$800 mensuales.

Con el tiempo, lograron alcanzar el punto de equilibrio y comenzaron a registrar ganancias que oscilaron entre US$1000 y US$3000 por mes. En los mejores momentos, el ingreso neto llegó a US$6000.

Sin embargo, los gastos por mantenimiento redujeron las ganancias. “Las máquinas se estropean, y eso tiene un costo”, explicó Jon. A pesar de eso, confían en el crecimiento del negocio gracias a un nuevo servicio de recogida y entrega que ya pusieron en marcha.

Mucho más que un negocio: “Nos enamoramos de la comunidad”

Más allá de los números, la pareja encontró en la comunidad un valor diferencial. “Nos enamoramos de la comunidad”, afirmaron. Al abrir el negocio, realizaron una jornada de lavandería gratuita y conocieron a los vecinos de la zona. “Cuando realmente conocimos a la gente, sentimos que era mucho más que una simple lavandería”, afirmó Erin.

Erin, dirigiendo los trabajos de renovación

A pesar del trabajo que implica mantener el negocio, ambos coinciden en que la decisión valió la pena. Jon resaltó que su objetivo inicial era generar US$1000 mensuales y hoy están por encima de esa cifra. Sin embargo, para él, el verdadero valor está en lo que construyeron junto a sus clientes. “No es un negocio pasivo, sino una comunidad increíble”, dijo.

 Sin experiencia en el rubro, una pareja de emprendedores compró una lavandería en Charleston y la remodeló por completo  LA NACION

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