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Del arroyo Maldonado al Vaticano. León XIV, el nuevo Papa reaviva la historia de un colegio porteño

La noticia de la elección del nuevo Papa conmocionó al mundo entero. Ayer, en el Vaticano, el cónclave anunció que el estadounidense Robert Prevost fue elegido como el nuevo pontífice de la Iglesia Católica y adoptó el nombre de León XIV. La decisión, que se dio a conocer con la tradicional “fumata blanca” pasadas las 18 (hora de Roma), despertó una emoción particular en la ciudad de Buenos Aires. A más de 10.000 kilómetros del Vaticano, en el barrio de Colegiales, LA NACION visitó la Casa Salesiana Colegio León XIII, ubicada en la avenida Dorrego 2124, una institución educativa que cumple 125 años y que lleva el nombre del Papa que lideró la iglesia entre 1878 y 1903.

El patio del Colegio León XIII, en el barrio de Colegiales, donde se celebran los 125 años de la institución bajo el lema “125 años peregrinando en la esperanza

El director general de la institución, Federico Tirelli, lo explicó a LA NACION: “Esta institución, que fue fundada en 1900 por un grupo de mujeres organizadas llamadas las Damas Salesianas, tiene una larga tradición de compromiso social. En ese momento, en esta zona que era el arroyo Maldonado, había muchos chicos en situación de calle. Entonces se construyó esta Casa Salesiana, y se le puso León XIII porque ese era el Papa en ese momento. No era salesiano, pero dialogaba con Don Bosco. De hecho, hay cartas en las que Don Bosco le escribe, contándole cuál era la situación de la Argentina, por qué mandaba misioneros acá, y cómo pensaba ayudar a los chicos que no recibían ninguna respuesta del Estado”.

Ese vínculo entre Don Bosco y León XIII marcó el origen de muchas misiones salesianas en el país. Tirelli agrega: “Don Bosco manda sus primeros misioneros a la Argentina con el visto bueno de León XIII. Muchas de las escuelas, hospitales y obras del sur argentino nacen de esa lógica: dar respuesta donde el Estado no llega”.

Un vitral en el interior del Colegio León XIII recuerda los principios que guiaron a su fundador: justicia social, trabajo y religión

El papa León XIII también es recordado por su promoción del rezo del Rosario y por la Oración a San Miguel, que él mismo escribió. En el Instituto León XIII, su legado se transmite en todos los niveles educativos, desde jardín hasta la formación profesional. “La figura de León XIII está presente. El año pasado trabajamos con un teólogo para recuperar su historia, y en todos los niveles —inicial, primario y secundario— se explicó quién fue, qué hizo, y por qué su pensamiento sigue vigente”, señaló Tirelli.

Cuando ayer se conoció la elección del nombre León XIV, la noticia corrió rápido entre los pasillos del colegio. En medio de una clase en el estudio de radio, los alumnos se enteraron por sus celulares. “Estábamos grabando y de golpe empezaron a circular los mensajes: ‘fumata blanca’, ‘nuevo Papa’. El preceptor me dijo que los chicos estaban revolucionados. Yo seguí evaluando, pero el grupo ya estaba eufórico. Cuando se supo el nombre, fue una alegría enorme”, recordó Solana Camaño, docente de la escuela, en diálogo con este medio.

Una escuela, un nombre y una historia que volvió con la fumata blanca

“Después de más de cien años, volvió a elegirse ese nombre. Nadie lo esperaba. Fue una sorpresa para todos”, agregó Tirelli. “Ya el año pasado, habíamos vuelto a trabajar la imagen de León XIII. Nos preguntamos si fue una coincidencia o una señal. Pero claramente nos tocó muy de cerca”.

La historia del colegio es, en sí misma, un reflejo de la pedagogía salesiana. Desde su origen, funcionó como centro de arte y oficio. Los primeros alumnos vivían allí, comían, dormían y aprendían un oficio. “Hoy eso continúa. Tenemos un centro de formación profesional donde se enseña herrería, soldadura, electricidad, marketing, cocina. Son trayectos cortos para chicos que quedaron fuera del sistema educativo. Se forman y pueden salir a trabajar rápido”, describió Tirelli.

Federico Tirelli, director general del Colegio León XIII, en el patio de la institución. “Educar es acompañar. Y es apostar por la esperanza”, reflexionó en diálogo con LA NACION

Además, hay orientación técnica en el secundario, con especializaciones en ambiente, economía y comunicación. “Somos una de las pocas escuelas en la ciudad con orientación ambiental. Eso es un sello identitario”, agregó Camaño.

“Ciudadanos comprometidos”

Pero el colegio no se limita a lo académico. La propuesta salesiana busca formar ciudadanos comprometidos. Por eso, muchos estudiantes participan de experiencias misioneras. “Tenemos grupos que reparten comida a personas en situación de calle. Otro grupo va al barrio Los Troncos, en Tigre, a hacer oratorios. Y tenemos una misión en Navicha, un pueblo en Santiago del Estero, donde este año los chicos presentaron un proyecto técnico para llevar luz y agua a la escuela. Lo ganaron. En 15 días viajamos a instalar todo”, relató el director.

La capilla del Colegio León XIII, un espacio de silencio y encuentro espiritual dentro de la institución. Allí también se conmemora el legado del Papa que inspiró el nombre del colegio

Esa experiencia se enmarca en lo que llaman “aprendizaje en servicio”. Es decir, aplicar lo aprendido en contextos reales. “Los chicos comprenden que lo que estudian tiene un sentido. Que sirve para transformar la realidad. Y esa realidad está marcada por las necesidades del otro”, explicó Camaño.

El nivel inicial, por su parte, implementa una modalidad innovadora: talleres de multiedad. Niños y niñas de 2 a 5 años conviven en espacios comunes, eligen actividades según sus intereses y comparten tareas y comidas. “Eso genera comunidad. Los más grandes cuidan a los más chicos. Se arman vínculos muy fuertes. Van a la plaza, se invitan a cumpleaños. Y las familias lo ven. Dicen: ‘esto está bueno’”, contaron las docentes a este medio.

Alumnos del Centro de Formación Profesional del Colegio León XIII durante una clase de herrería. La institución ofrece trayectos técnicos para jóvenes que buscan reinsertarse en el sistema educativo y acceder al mundo laboral

La lógica del patio, tan central para Don Bosco, también sigue viva. “Para nosotros, el patio no es solo un lugar físico. Es el espacio del encuentro, donde se genera comunidad. Don Bosco decía que había que salir del aula y estar con los chicos. Pararse en el recreo, mirar, acompañar. Esa sigue siendo nuestra forma de hacer escuela”, remarcó Tirelli.

En total, el colegio tiene más de 1.300 alumnos y alumnas. El edificio está diseñado para que los niveles estén articulados. Los más pequeños de primaria conviven cerca del jardín. Secundaria funciona en otra planta, pero el paso entre niveles está pensado como parte del proyecto pedagógico. “No es casualidad. La arquitectura acompaña la idea de continuidad. Hay una mirada puesta en cómo se transita la escuela”, dijeron.

Otro aspecto distintivo es el rol del encargado de curso. No se trata de un preceptor ni de un docente, sino de una figura que acompaña a los estudiantes durante su trayectoria. “Es una política institucional. Nos permite tener un seguimiento personalizado. Que ningún chico se quede solo”, explicó Camaño.

Las celebraciones por los 125 años comenzaron este mes de mayo y continuarán en noviembre. El 24 de este mes se realizará una misa y una fiesta abierta a toda la comunidad. “La organizan los chicos. Ellos cocinan, arman las bandas de música, reciben a las familias. Son protagonistas. Siempre lo son”, señaló Tirelli.

Del arroyo Maldonado al Vaticano: el legado de León XIII que sigue vivo en la escuela

El lema que eligieron para este aniversario es “125 años peregrinando en la esperanza”, una frase inspirada en el jubileo de jóvenes impulsado por el papa Francisco. “Educar es acompañar. Y es apostar por la esperanza. Eso es lo que hacemos todos los días”, reflexionó el director.

Cuando se les pregunta cómo vivieron la coincidencia del nombre papal, ambos responden: “Es fuerte. No es un nombre cualquiera. Es el nombre de alguien que pensó la Iglesia con una mirada social, cercana a los trabajadores, con una fe puesta en la acción”, resumió Tirelli. “Y hoy, que otro Papa retome ese nombre, nos invita a renovar el compromiso. A creer que otra vez, como hace 125 años, hay cosas que se pueden transformar desde la educación, la fe y la comunidad”, concluyó Tirelli.

En la puerta del colegio, una imagen de León XIII recibe a quien entra. A un costado, un vitral recuerda los principios de justicia social y solidaridad. En el patio, los chicos corren, juegan, se encuentran. La historia sigue. El nombre vuelve. Y el legado se renueva.

La noticia de la elección del nuevo Papa conmocionó al mundo entero. Ayer, en el Vaticano, el cónclave anunció que el estadounidense Robert Prevost fue elegido como el nuevo pontífice de la Iglesia Católica y adoptó el nombre de León XIV. La decisión, que se dio a conocer con la tradicional “fumata blanca” pasadas las 18 (hora de Roma), despertó una emoción particular en la ciudad de Buenos Aires. A más de 10.000 kilómetros del Vaticano, en el barrio de Colegiales, LA NACION visitó la Casa Salesiana Colegio León XIII, ubicada en la avenida Dorrego 2124, una institución educativa que cumple 125 años y que lleva el nombre del Papa que lideró la iglesia entre 1878 y 1903.

El patio del Colegio León XIII, en el barrio de Colegiales, donde se celebran los 125 años de la institución bajo el lema “125 años peregrinando en la esperanza

El director general de la institución, Federico Tirelli, lo explicó a LA NACION: “Esta institución, que fue fundada en 1900 por un grupo de mujeres organizadas llamadas las Damas Salesianas, tiene una larga tradición de compromiso social. En ese momento, en esta zona que era el arroyo Maldonado, había muchos chicos en situación de calle. Entonces se construyó esta Casa Salesiana, y se le puso León XIII porque ese era el Papa en ese momento. No era salesiano, pero dialogaba con Don Bosco. De hecho, hay cartas en las que Don Bosco le escribe, contándole cuál era la situación de la Argentina, por qué mandaba misioneros acá, y cómo pensaba ayudar a los chicos que no recibían ninguna respuesta del Estado”.

Ese vínculo entre Don Bosco y León XIII marcó el origen de muchas misiones salesianas en el país. Tirelli agrega: “Don Bosco manda sus primeros misioneros a la Argentina con el visto bueno de León XIII. Muchas de las escuelas, hospitales y obras del sur argentino nacen de esa lógica: dar respuesta donde el Estado no llega”.

Un vitral en el interior del Colegio León XIII recuerda los principios que guiaron a su fundador: justicia social, trabajo y religión

El papa León XIII también es recordado por su promoción del rezo del Rosario y por la Oración a San Miguel, que él mismo escribió. En el Instituto León XIII, su legado se transmite en todos los niveles educativos, desde jardín hasta la formación profesional. “La figura de León XIII está presente. El año pasado trabajamos con un teólogo para recuperar su historia, y en todos los niveles —inicial, primario y secundario— se explicó quién fue, qué hizo, y por qué su pensamiento sigue vigente”, señaló Tirelli.

Cuando ayer se conoció la elección del nombre León XIV, la noticia corrió rápido entre los pasillos del colegio. En medio de una clase en el estudio de radio, los alumnos se enteraron por sus celulares. “Estábamos grabando y de golpe empezaron a circular los mensajes: ‘fumata blanca’, ‘nuevo Papa’. El preceptor me dijo que los chicos estaban revolucionados. Yo seguí evaluando, pero el grupo ya estaba eufórico. Cuando se supo el nombre, fue una alegría enorme”, recordó Solana Camaño, docente de la escuela, en diálogo con este medio.

Una escuela, un nombre y una historia que volvió con la fumata blanca

“Después de más de cien años, volvió a elegirse ese nombre. Nadie lo esperaba. Fue una sorpresa para todos”, agregó Tirelli. “Ya el año pasado, habíamos vuelto a trabajar la imagen de León XIII. Nos preguntamos si fue una coincidencia o una señal. Pero claramente nos tocó muy de cerca”.

La historia del colegio es, en sí misma, un reflejo de la pedagogía salesiana. Desde su origen, funcionó como centro de arte y oficio. Los primeros alumnos vivían allí, comían, dormían y aprendían un oficio. “Hoy eso continúa. Tenemos un centro de formación profesional donde se enseña herrería, soldadura, electricidad, marketing, cocina. Son trayectos cortos para chicos que quedaron fuera del sistema educativo. Se forman y pueden salir a trabajar rápido”, describió Tirelli.

Federico Tirelli, director general del Colegio León XIII, en el patio de la institución. “Educar es acompañar. Y es apostar por la esperanza”, reflexionó en diálogo con LA NACION

Además, hay orientación técnica en el secundario, con especializaciones en ambiente, economía y comunicación. “Somos una de las pocas escuelas en la ciudad con orientación ambiental. Eso es un sello identitario”, agregó Camaño.

“Ciudadanos comprometidos”

Pero el colegio no se limita a lo académico. La propuesta salesiana busca formar ciudadanos comprometidos. Por eso, muchos estudiantes participan de experiencias misioneras. “Tenemos grupos que reparten comida a personas en situación de calle. Otro grupo va al barrio Los Troncos, en Tigre, a hacer oratorios. Y tenemos una misión en Navicha, un pueblo en Santiago del Estero, donde este año los chicos presentaron un proyecto técnico para llevar luz y agua a la escuela. Lo ganaron. En 15 días viajamos a instalar todo”, relató el director.

La capilla del Colegio León XIII, un espacio de silencio y encuentro espiritual dentro de la institución. Allí también se conmemora el legado del Papa que inspiró el nombre del colegio

Esa experiencia se enmarca en lo que llaman “aprendizaje en servicio”. Es decir, aplicar lo aprendido en contextos reales. “Los chicos comprenden que lo que estudian tiene un sentido. Que sirve para transformar la realidad. Y esa realidad está marcada por las necesidades del otro”, explicó Camaño.

El nivel inicial, por su parte, implementa una modalidad innovadora: talleres de multiedad. Niños y niñas de 2 a 5 años conviven en espacios comunes, eligen actividades según sus intereses y comparten tareas y comidas. “Eso genera comunidad. Los más grandes cuidan a los más chicos. Se arman vínculos muy fuertes. Van a la plaza, se invitan a cumpleaños. Y las familias lo ven. Dicen: ‘esto está bueno’”, contaron las docentes a este medio.

Alumnos del Centro de Formación Profesional del Colegio León XIII durante una clase de herrería. La institución ofrece trayectos técnicos para jóvenes que buscan reinsertarse en el sistema educativo y acceder al mundo laboral

La lógica del patio, tan central para Don Bosco, también sigue viva. “Para nosotros, el patio no es solo un lugar físico. Es el espacio del encuentro, donde se genera comunidad. Don Bosco decía que había que salir del aula y estar con los chicos. Pararse en el recreo, mirar, acompañar. Esa sigue siendo nuestra forma de hacer escuela”, remarcó Tirelli.

En total, el colegio tiene más de 1.300 alumnos y alumnas. El edificio está diseñado para que los niveles estén articulados. Los más pequeños de primaria conviven cerca del jardín. Secundaria funciona en otra planta, pero el paso entre niveles está pensado como parte del proyecto pedagógico. “No es casualidad. La arquitectura acompaña la idea de continuidad. Hay una mirada puesta en cómo se transita la escuela”, dijeron.

Otro aspecto distintivo es el rol del encargado de curso. No se trata de un preceptor ni de un docente, sino de una figura que acompaña a los estudiantes durante su trayectoria. “Es una política institucional. Nos permite tener un seguimiento personalizado. Que ningún chico se quede solo”, explicó Camaño.

Las celebraciones por los 125 años comenzaron este mes de mayo y continuarán en noviembre. El 24 de este mes se realizará una misa y una fiesta abierta a toda la comunidad. “La organizan los chicos. Ellos cocinan, arman las bandas de música, reciben a las familias. Son protagonistas. Siempre lo son”, señaló Tirelli.

Del arroyo Maldonado al Vaticano: el legado de León XIII que sigue vivo en la escuela

El lema que eligieron para este aniversario es “125 años peregrinando en la esperanza”, una frase inspirada en el jubileo de jóvenes impulsado por el papa Francisco. “Educar es acompañar. Y es apostar por la esperanza. Eso es lo que hacemos todos los días”, reflexionó el director.

Cuando se les pregunta cómo vivieron la coincidencia del nombre papal, ambos responden: “Es fuerte. No es un nombre cualquiera. Es el nombre de alguien que pensó la Iglesia con una mirada social, cercana a los trabajadores, con una fe puesta en la acción”, resumió Tirelli. “Y hoy, que otro Papa retome ese nombre, nos invita a renovar el compromiso. A creer que otra vez, como hace 125 años, hay cosas que se pueden transformar desde la educación, la fe y la comunidad”, concluyó Tirelli.

En la puerta del colegio, una imagen de León XIII recibe a quien entra. A un costado, un vitral recuerda los principios de justicia social y solidaridad. En el patio, los chicos corren, juegan, se encuentran. La historia sigue. El nombre vuelve. Y el legado se renueva.

 La reedición del nombre del pontífice que lideró la Iglesia entre 1878 y 1903 despierta emociones en una institución salesiana que honra su legado  LA NACION

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