El Gobierno se mueve entre la cautela y la velada satisfacción frente a la posible salida de Claver-Carone de la administración Trump

WASHINGTON.- Un mes antes de asumir su segundo mandato, Donald Trump dio una señal de que retomaría las políticas de máxima presión contra los regímenes de izquierda al nombrar enviado especial para América Latina a un veterano halcón de la política exterior: Mauricio Claver-Carone. La versión que el viernes dejó trascender la agencia Bloomberg de que, antes de fin de mes, ese funcionario dejaría su cargo no pasó desapercibida. Tomaron nota tanto en Estados Unidos –por el futuro vínculo con la región, en la que tenía la misión de “restablecer el orden”-, como en la Argentina, país con el que el funcionario mantuvo una relación tirante debido a sus críticas personales hacia funcionarios de Javier Milei y sus cuestionamientos al vínculo con China.
De todas formas, la eventual salida de Claver-Carone no fue confirmada aún oficialmente.
Extitular del BID y un asesor clave de la primera gestión trumpista, Claver-Carone intercaló en los últimos meses mensajes positivos hacia la Argentina (dijo que Milei era un “aliado”) con comentarios ácidos, que cobraron relevancia en el tramo final de la negociación con el FMI. Por ejemplo, el asesor dijo a viva voz que los Estados Unidos pretendían que la Argentina “termine” el swap con China y apuntó sus cañones contra el ministro de Economía, Luis Caputo, a quien conocía de la gestión de Mauricio Macri. Con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, arrastraba una aversión personal de los años que ambos compartieron gestiones en el BID.
Siempre según Bloomberg, Claver-Carone volvería al sector privado tras cumplir el plazo de 130 días que tenía como empleado especial de la administración Trump. Su pliego, al menos hasta ahora, no fue enviado al Senado, como ocurre con ese tipo de cargos.
Consultados por LA NACION, fuentes de la Casa Rosada y diplomáticas habían seguido la versión periodística que indicó que Claver-Carone dejaría el cargo en dos semanas pero no quisieron aventurar un análisis hasta no tener información oficial. “No está confirmado”, dijeron en alusión a la salida de Claver-Carone, que de acuerdo a Bloomberg volvería a co-dirigir el fondo de inversión LARA en Miami.
En el Gobierno señalaron que la decisión de la continuidad o no de Claver-Carone “es un tema interno” de la administración de Trump y subrayaron: “Nunca existió una mejor relación entre los Estados Unidos y Argentina que en este momento. Y hay numerosos canales a través de los que se canaliza la agenda multilateral, ya sea temas económicos, de comercio, políticos o de seguridad”.
Cerca del Presidente, no obstante, señalaron que los principales interlocutores del Gobierno en Washington hoy están dados con el secretario de Estado, Marco Rubio y con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, de excelente vínculo con Caputo. Y reconocieron, por lo bajo, que Claver-Carone “no siempre jugó bien” en las tratativas que llevó adelante la Argentina en Washington.
En el tramo final de las negociaciones con el FMI, Claver-Carone expresó su preocupación por el vínculo entre China y la Argentina. “No me voy a entrometer en medio de las negociaciones que se están llevando a cabo con el FMI, que queremos que tengan éxito”, sostuvo a principios de abril. Y agregó: “Lo que sí queremos es que eventualmente termine la famosa línea de crédito que tiene la Argentina con China”. Un funcionario analizó: “Claver-Carone no había participado de las negociaciones con el Fondo. Pero cuando se estaba por anunciar, se involucró con lo de China desde un costado”.
El año pasado, al inicio de las negociaciones, Claver-Carone también había apuntado sus dardos contra Caputo. Antes de que asumiera Trump, como asesor de campaña del republicano, lanzó: “Caputo es más de lo mismo. Están gastando todas las reservas, haciendo lo mismo que hacían los peronistas, lo mismo que fracasó la primera vez cuando era presidente del Banco Central y ministro de Macri. La única solución parece ser pedir más dinero del Fondo”. En ese momento, pronosticó que no sería sencilla la relación del presidente argentino con Trump.
Ya en el cargo, como enviado especial para América Latina, Claver-Carone no dudó en calificar a Milei como “un aliado”, tras varias señales de sintonía entre el Presidente y Trump.
Tensión con Francos
Sin dudas, para quien resultaría una buena noticia la confirmación salida de Claver-Carone sería para Francos, ya que ambos mantienen una enemistad pública. El funcionario nacido en Miami acusó a Francos (por entonces delegado argentino en el BID) de haber impulsado en 2022 su expulsión de la presidencia del organismo.
Todo empezó cuando una investigación independiente, realizada por el bufete de abogados Davis Polk, halló evidencias de que Claver-Carone mantuvo una relación romántica con su jefa de gabinete y ordenó aumentarle el sueldo un 40% en su primer año en el banco. En 2022, Francos declaró en una entrevista radial: “Claver fue un desastre por varios motivos. Por haber tenido una relación impropia, por haber incrementado un salario de forma impropia y por estos manejos arbitrarios y autoritarios que lo mostraron como un verdadero matón”.
El hombre de Miami negó rotundamente las acusaciones de un vínculo amoroso y denunció ser víctima de una campaña de desprestigio. Pero el directorio del BID votó su despido con una votación prácticamente unánime.
En la campaña de 2023, cuando Milei designó a Francos como su virtual ministro del Interior en caso de ganar las elecciones, Claver reaccionó con fuerte críticas: lo calificó de “hipócrita” y “mentiroso”.
Según publicó Bloomberg, Claver-Carone planea dejar la administración Trump este mes, probablemente “en un par de semanas”. Como empleado especial del gobierno (SGE, como se denomina en inglés) sin nominación formal del Senado, no puede servir más de 130 días en un periodo de 365 consecutivos, un límite que se alcanzaría a fines de mayo, añadió la agencia. Aún no se conoce si la administración de Trump buscará algún mecanismo de renovación antes de que termine ese período.
WASHINGTON.- Un mes antes de asumir su segundo mandato, Donald Trump dio una señal de que retomaría las políticas de máxima presión contra los regímenes de izquierda al nombrar enviado especial para América Latina a un veterano halcón de la política exterior: Mauricio Claver-Carone. La versión que el viernes dejó trascender la agencia Bloomberg de que, antes de fin de mes, ese funcionario dejaría su cargo no pasó desapercibida. Tomaron nota tanto en Estados Unidos –por el futuro vínculo con la región, en la que tenía la misión de “restablecer el orden”-, como en la Argentina, país con el que el funcionario mantuvo una relación tirante debido a sus críticas personales hacia funcionarios de Javier Milei y sus cuestionamientos al vínculo con China.
De todas formas, la eventual salida de Claver-Carone no fue confirmada aún oficialmente.
Extitular del BID y un asesor clave de la primera gestión trumpista, Claver-Carone intercaló en los últimos meses mensajes positivos hacia la Argentina (dijo que Milei era un “aliado”) con comentarios ácidos, que cobraron relevancia en el tramo final de la negociación con el FMI. Por ejemplo, el asesor dijo a viva voz que los Estados Unidos pretendían que la Argentina “termine” el swap con China y apuntó sus cañones contra el ministro de Economía, Luis Caputo, a quien conocía de la gestión de Mauricio Macri. Con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, arrastraba una aversión personal de los años que ambos compartieron gestiones en el BID.
Siempre según Bloomberg, Claver-Carone volvería al sector privado tras cumplir el plazo de 130 días que tenía como empleado especial de la administración Trump. Su pliego, al menos hasta ahora, no fue enviado al Senado, como ocurre con ese tipo de cargos.
Consultados por LA NACION, fuentes de la Casa Rosada y diplomáticas habían seguido la versión periodística que indicó que Claver-Carone dejaría el cargo en dos semanas pero no quisieron aventurar un análisis hasta no tener información oficial. “No está confirmado”, dijeron en alusión a la salida de Claver-Carone, que de acuerdo a Bloomberg volvería a co-dirigir el fondo de inversión LARA en Miami.
En el Gobierno señalaron que la decisión de la continuidad o no de Claver-Carone “es un tema interno” de la administración de Trump y subrayaron: “Nunca existió una mejor relación entre los Estados Unidos y Argentina que en este momento. Y hay numerosos canales a través de los que se canaliza la agenda multilateral, ya sea temas económicos, de comercio, políticos o de seguridad”.
Cerca del Presidente, no obstante, señalaron que los principales interlocutores del Gobierno en Washington hoy están dados con el secretario de Estado, Marco Rubio y con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, de excelente vínculo con Caputo. Y reconocieron, por lo bajo, que Claver-Carone “no siempre jugó bien” en las tratativas que llevó adelante la Argentina en Washington.
En el tramo final de las negociaciones con el FMI, Claver-Carone expresó su preocupación por el vínculo entre China y la Argentina. “No me voy a entrometer en medio de las negociaciones que se están llevando a cabo con el FMI, que queremos que tengan éxito”, sostuvo a principios de abril. Y agregó: “Lo que sí queremos es que eventualmente termine la famosa línea de crédito que tiene la Argentina con China”. Un funcionario analizó: “Claver-Carone no había participado de las negociaciones con el Fondo. Pero cuando se estaba por anunciar, se involucró con lo de China desde un costado”.
El año pasado, al inicio de las negociaciones, Claver-Carone también había apuntado sus dardos contra Caputo. Antes de que asumiera Trump, como asesor de campaña del republicano, lanzó: “Caputo es más de lo mismo. Están gastando todas las reservas, haciendo lo mismo que hacían los peronistas, lo mismo que fracasó la primera vez cuando era presidente del Banco Central y ministro de Macri. La única solución parece ser pedir más dinero del Fondo”. En ese momento, pronosticó que no sería sencilla la relación del presidente argentino con Trump.
Ya en el cargo, como enviado especial para América Latina, Claver-Carone no dudó en calificar a Milei como “un aliado”, tras varias señales de sintonía entre el Presidente y Trump.
Tensión con Francos
Sin dudas, para quien resultaría una buena noticia la confirmación salida de Claver-Carone sería para Francos, ya que ambos mantienen una enemistad pública. El funcionario nacido en Miami acusó a Francos (por entonces delegado argentino en el BID) de haber impulsado en 2022 su expulsión de la presidencia del organismo.
Todo empezó cuando una investigación independiente, realizada por el bufete de abogados Davis Polk, halló evidencias de que Claver-Carone mantuvo una relación romántica con su jefa de gabinete y ordenó aumentarle el sueldo un 40% en su primer año en el banco. En 2022, Francos declaró en una entrevista radial: “Claver fue un desastre por varios motivos. Por haber tenido una relación impropia, por haber incrementado un salario de forma impropia y por estos manejos arbitrarios y autoritarios que lo mostraron como un verdadero matón”.
El hombre de Miami negó rotundamente las acusaciones de un vínculo amoroso y denunció ser víctima de una campaña de desprestigio. Pero el directorio del BID votó su despido con una votación prácticamente unánime.
En la campaña de 2023, cuando Milei designó a Francos como su virtual ministro del Interior en caso de ganar las elecciones, Claver reaccionó con fuerte críticas: lo calificó de “hipócrita” y “mentiroso”.
Según publicó Bloomberg, Claver-Carone planea dejar la administración Trump este mes, probablemente “en un par de semanas”. Como empleado especial del gobierno (SGE, como se denomina en inglés) sin nominación formal del Senado, no puede servir más de 130 días en un periodo de 365 consecutivos, un límite que se alcanzaría a fines de mayo, añadió la agencia. Aún no se conoce si la administración de Trump buscará algún mecanismo de renovación antes de que termine ese período.
La agencia Bloomberg publicó que el enviado especial para América Latina dejará su cargo a fin de mes; tiene una pésima relación con Guillermo Francos y cuestionó a Luis Caputo y al vínculo con China LA NACION