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El potencial para cambiar el mundo

Allá por 1972 pocos entendían el flamante concepto de emprendimiento social como aquel que brindaba soluciones innovadoras y sostenibles a los problemas sociales. El enfoque empresarial se extendía así a un nuevo campo en el que se priorizaba el impacto social por sobre el beneficio económico exclusivo. Dos conceptos que parecían excluyentes comenzaban a demostrar su valor sinérgico: generar ingresos y valor para la sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas abría un sinfín de posibilidades.

El estadounidense Bill Drayton fue pionero en la materia. Fue quien creó Ashoka en 1981, una organización que ha dado impulso desde entonces a más 4000 emprendedores sociales en 97 países, con mayores porcentajes en India, Estados Unidos, Indonesia y Brasil. Con títulos en las universidades de Harvard, Oxford y Yale, a lo largo de su fructífera vida, Drayton ha recibido todo tipo de reconocimientos y títulos honoríficos, incluido el prestigioso Príncipe de Asturias. Como consultor de gestión trabajó para McKinsey& Co a lo largo de 10 años y supo aplicar todo el bagaje de experiencias y conocimientos adquiridos para desarrollar la mayor red de emprendedores sociales del mundo.

Convencido de que cualquier persona tiene la capacidad de crear un cambio poderoso y duradero para bien de todos, con la mira en las tensiones del mundo, entendió el valor de los agentes de cambio. De hecho, fue quien acuñó formalmente y para el diccionario el término changemakers para definir a quien emprende creativamente un camino de solución a algún problema social. Para superar las desigualdades hay que ayudar a que todo el mundo se convierta en un agente de cambio. “La persona más modesta y la más desfavorecida puede ayudar a otra a ser dadora”, argumenta, convencido de que no se necesitan para ello doctorados, pues hablamos de cosas sencillas encaradas creativamente.

La misión global de Ashoka es acompañar y fortalecer el trabajo de personas que transforman realidades para tener un mundo mejor. En 1994 comenzó a identificar emprendedores en el país; entre ellos, el abnegado doctor Abel Albino, experto en nutrición infantil. Hoy son 60 los agentes de cambio que ofrecen soluciones innovadoras y efectivas y trabajan junto a sus equipos para superar problemas sociales en distintos ámbitos locales.

El Skoll World Forum reúne a los referentes más importantes del mundo en innovación social. En ese marco, este año, Oxford fue testigo de la entrega del Global Treasure a Bill Drayton, un galardón para quienes están transformando el mundo. Entre quienes fueron anteriormente distinguidos, podemos mencionar al arzobispo Desmond Tutu, al expresidente Jimmy Carter, al Dalai Lama, a la activista Malala Yousafzai y al músico Edward de Bono.

“Dar es lo que nos da salud, longevidad y felicidad”, afirmó Drayton al recibir el premio. Nadie mejor que él para entenderlo cuando los Ashoka fellows de todo el mundo son ejemplo de esa entrega transformadora que ha modificado positivamente tantas realidades. El legado de Drayton no tiene fronteras. Todos podemos ser agentes de cambio.

Allá por 1972 pocos entendían el flamante concepto de emprendimiento social como aquel que brindaba soluciones innovadoras y sostenibles a los problemas sociales. El enfoque empresarial se extendía así a un nuevo campo en el que se priorizaba el impacto social por sobre el beneficio económico exclusivo. Dos conceptos que parecían excluyentes comenzaban a demostrar su valor sinérgico: generar ingresos y valor para la sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas abría un sinfín de posibilidades.

El estadounidense Bill Drayton fue pionero en la materia. Fue quien creó Ashoka en 1981, una organización que ha dado impulso desde entonces a más 4000 emprendedores sociales en 97 países, con mayores porcentajes en India, Estados Unidos, Indonesia y Brasil. Con títulos en las universidades de Harvard, Oxford y Yale, a lo largo de su fructífera vida, Drayton ha recibido todo tipo de reconocimientos y títulos honoríficos, incluido el prestigioso Príncipe de Asturias. Como consultor de gestión trabajó para McKinsey& Co a lo largo de 10 años y supo aplicar todo el bagaje de experiencias y conocimientos adquiridos para desarrollar la mayor red de emprendedores sociales del mundo.

Convencido de que cualquier persona tiene la capacidad de crear un cambio poderoso y duradero para bien de todos, con la mira en las tensiones del mundo, entendió el valor de los agentes de cambio. De hecho, fue quien acuñó formalmente y para el diccionario el término changemakers para definir a quien emprende creativamente un camino de solución a algún problema social. Para superar las desigualdades hay que ayudar a que todo el mundo se convierta en un agente de cambio. “La persona más modesta y la más desfavorecida puede ayudar a otra a ser dadora”, argumenta, convencido de que no se necesitan para ello doctorados, pues hablamos de cosas sencillas encaradas creativamente.

La misión global de Ashoka es acompañar y fortalecer el trabajo de personas que transforman realidades para tener un mundo mejor. En 1994 comenzó a identificar emprendedores en el país; entre ellos, el abnegado doctor Abel Albino, experto en nutrición infantil. Hoy son 60 los agentes de cambio que ofrecen soluciones innovadoras y efectivas y trabajan junto a sus equipos para superar problemas sociales en distintos ámbitos locales.

El Skoll World Forum reúne a los referentes más importantes del mundo en innovación social. En ese marco, este año, Oxford fue testigo de la entrega del Global Treasure a Bill Drayton, un galardón para quienes están transformando el mundo. Entre quienes fueron anteriormente distinguidos, podemos mencionar al arzobispo Desmond Tutu, al expresidente Jimmy Carter, al Dalai Lama, a la activista Malala Yousafzai y al músico Edward de Bono.

“Dar es lo que nos da salud, longevidad y felicidad”, afirmó Drayton al recibir el premio. Nadie mejor que él para entenderlo cuando los Ashoka fellows de todo el mundo son ejemplo de esa entrega transformadora que ha modificado positivamente tantas realidades. El legado de Drayton no tiene fronteras. Todos podemos ser agentes de cambio.

 Allá por 1972 pocos entendían el flamante concepto de emprendimiento social como aquel que brindaba soluciones innovadoras y sostenibles a los problemas sociales. El enfoque empresarial se extendía así a un nuevo campo en el que se priorizaba el impacto social por sobre el beneficio económico exclusivo. Dos conceptos que parecían excluyentes comenzaban a demostrar su valor sinérgico: generar ingresos y valor para la sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas abría un sinfín de posibilidades. El estadounidense Bill Drayton fue pionero en la materia. Fue quien creó Ashoka en 1981, una organización que ha dado impulso desde entonces a más 4000 emprendedores sociales en 97 países, con mayores porcentajes en India, Estados Unidos, Indonesia y Brasil. Con títulos en las universidades de Harvard, Oxford y Yale, a lo largo de su fructífera vida, Drayton ha recibido todo tipo de reconocimientos y títulos honoríficos, incluido el prestigioso Príncipe de Asturias. Como consultor de gestión trabajó para McKinsey& Co a lo largo de 10 años y supo aplicar todo el bagaje de experiencias y conocimientos adquiridos para desarrollar la mayor red de emprendedores sociales del mundo. Convencido de que cualquier persona tiene la capacidad de crear un cambio poderoso y duradero para bien de todos, con la mira en las tensiones del mundo, entendió el valor de los agentes de cambio. De hecho, fue quien acuñó formalmente y para el diccionario el término changemakers para definir a quien emprende creativamente un camino de solución a algún problema social. Para superar las desigualdades hay que ayudar a que todo el mundo se convierta en un agente de cambio. “La persona más modesta y la más desfavorecida puede ayudar a otra a ser dadora”, argumenta, convencido de que no se necesitan para ello doctorados, pues hablamos de cosas sencillas encaradas creativamente.La misión global de Ashoka es acompañar y fortalecer el trabajo de personas que transforman realidades para tener un mundo mejor. En 1994 comenzó a identificar emprendedores en el país; entre ellos, el abnegado doctor Abel Albino, experto en nutrición infantil. Hoy son 60 los agentes de cambio que ofrecen soluciones innovadoras y efectivas y trabajan junto a sus equipos para superar problemas sociales en distintos ámbitos locales.El Skoll World Forum reúne a los referentes más importantes del mundo en innovación social. En ese marco, este año, Oxford fue testigo de la entrega del Global Treasure a Bill Drayton, un galardón para quienes están transformando el mundo. Entre quienes fueron anteriormente distinguidos, podemos mencionar al arzobispo Desmond Tutu, al expresidente Jimmy Carter, al Dalai Lama, a la activista Malala Yousafzai y al músico Edward de Bono.“Dar es lo que nos da salud, longevidad y felicidad”, afirmó Drayton al recibir el premio. Nadie mejor que él para entenderlo cuando los Ashoka fellows de todo el mundo son ejemplo de esa entrega transformadora que ha modificado positivamente tantas realidades. El legado de Drayton no tiene fronteras. Todos podemos ser agentes de cambio.  LA NACION

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