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Al detalle. El bautismo de la hija de Carlos Felipe y Sofía de Suecia: el vestido de casi 120 años que usó la beba y una cuna de oro

Fue un día de mucha emoción para la familia real sueca. El 13 de junio, cuatro meses después de su nacimiento, tuvo lugar el bautismo de la nieta más chiquita de los reyes Carlos Gustavo y Silvia: la princesa Inés. La beba es la cuarta hija del príncipe Carlos Felipe (46), quien es el segundo hijo del monarca sueco y el cuarto en la línea de sucesión al trono, y su mujer, Sofía (49). El matrimonio tiene, además, a los príncipes Gabriel (8), Alejandro (9) y Julián (4).

Emoción por partida doble: el día del bautismo, los príncipes Carlos Felipe y Sofía cumplían su décimo aniversario de casados. Para el evento, el hijo del Rey lució el traje con sus condecoraciones; y su mujer, un diseño con cuello alto, mangas abullonadas y falda en capas diseñado por Lars Wallin… y en un color poco habitual para un bautismo. Lució, además, los mismos pendientes que usó para su boda, diez años atrás.

La ceremonia fue en la capilla del Palacio de Drottningholm y contó con la presencia de todos los Bernadotte, una familia tan prolífica como afecta a este tipo de celebraciones que involucran las tradiciones. Estuvieron los soberanos del país nórdico y sus hijos: la princesa Victoria, heredera del trono, su marido Daniel, y sus hijos Estelle y Oscar; la princesa Magdalena, su marido, Chris O’Neill, y sus tres hijos Leonore, Nicolas y Adrienne; varios integrantes de los Hellqvist (la familia de la princesa Sofía); miembros del gobierno sueco y una gran cantidad de amigos.

Los monarcas suecos, felices durante el bautismo de su nieta menor. Acá, saludando a la gente que se acercó a acompañar a la familia real. Luego de la ceremonia, hubo un almuerzo privado.

CANCIONES, ENCAJES Y PADRINOS DE LUJO

Pasado el mediodía de un viernes soleado en la capital del país, comenzó el bautismo de Inés, cuyo nombre completo es Inés Marie Lilian Silvia (la beba no tiene tratamiento de alteza real; es duquesa de Västerbotten). Para la ceremonia de su hija menor, cuya liturgia fue oficiada por el obispo Johan Dalman y por el capellán de la Corte, Michael Bjerkhagen, los padres estuvieron en cada uno de los detalles.

Inés, en la histórica cuna dorada de Carlos XV la misma que usaron todos los chicos de la familia real sueca. Realizada en madera y recubierta de oro, representa la continuidad dinástica.

Eligieron un listado especial de canciones –como “Hasta mi último aliento”, el tema con el que se dio inicio a la misa, fue escrito especialmente y musicalizado por la princesa Sofía junto con Molly Sandén y Danny Saucedo– hasta el outfit de Inés, que lució un traje de encaje con historia: el vestido es el mismo que los miembros de la familia real han usado por 120 años. Alexander y Gabriel, los hermanos mayores de Inés, fueron los encargados de derramar el agua –provenía del pozo del palacio de verano de Solliden, en Öland, una tradición que comenzó en 1977, con el bautismo de la princesa Victoria– en la pila bautismal.

Una escena de la ceremonia, en la capilla del Palacio de Drottningholm, escenario de las ceremonias religiosas de la familia real sueca. Tras el servicio, el Rey le entregó a su novena nieta la Orden de los Serafines que tiene una cinta azul claro. Sobre un almohadón ubicado detrás del Rey, se colocó esta corona; se trata de una joya familiar que simboliza su futuro rol en la realeza y que también se utilizó en el bautismo del papá de Inés, el príncipe Carlos Felipe.

Según la tradición, pueden ser varios los padrinos. Los de Inés fueron cinco y todos muy especiales, empezando por su prima, la princesa Estella (13; la hija mayor de Victoria), Frederik von der Esch (es ahijado de la reina Silvia y amigo de Carlos Felipe), Tiara Larsson (es ahijada de la princesa Sofía), Claes Kockum (es amigo del príncipe Carlos Felipe; se conocieron en el internado de Lundsberg) y su mujer, Sandrine Roussel (medio hermana de Athina Onassis).

La hija mayor del Rey y heredera del trono sueco, con su marido, Daniel, y el príncipe Oscar. La princesa Victoria lució diseño de seda de
Dolce&Gabbana, de mangas largas y con silueta ceñida. Llevó una cartera de Bottega Veneta. La princesa Magdalena, con un vestido de la firma inglesa Safiyaa, ceñido a la cintura y con falda lápiz; un tocado de diadema con velo de red y pendientes florales. En la foto, con dos de sus tres hijos, Nicolas (10) y Adrienne (7).La princesa Estelle, hija mayor de Victoria, debutó como madrina de su primita Inés: acá en brazos de su papá, se aprecia la prenda bautismal, que fue usada por primera vez por el padre del Rey, el príncipe Gustavo Adolfo, cuando fue bautizado en 1906. Los príncipes Carlos Felipe y Sofía con sus cuatro hijos posan con los cinco padrinos del bautismo: a la izquierda, Tiara Larsson (es ahijada de la princesa Sofía), Frederik von der Esch (es ahijado de la reina Silvia y amigo de Carlos Felipe), la princesa Estella (13; la hija mayor de Victoria, con un vestido floreado),  Sandrine Roussel (a la derecha y vestida de azul, la medio hermana de Athina Onassis) y su marido, Claes Kockum (es amigo del príncipe Carlos Felipe; se conocieron en el internado de Lundsberg). Detrás de ellos, a la izquierda y a la derecha, se aprecia el monograma de Inés, que tiene una gran “I” rematada con una corona, ambas formadas por flores de diferentes colores.

Fue un día de mucha emoción para la familia real sueca. El 13 de junio, cuatro meses después de su nacimiento, tuvo lugar el bautismo de la nieta más chiquita de los reyes Carlos Gustavo y Silvia: la princesa Inés. La beba es la cuarta hija del príncipe Carlos Felipe (46), quien es el segundo hijo del monarca sueco y el cuarto en la línea de sucesión al trono, y su mujer, Sofía (49). El matrimonio tiene, además, a los príncipes Gabriel (8), Alejandro (9) y Julián (4).

Emoción por partida doble: el día del bautismo, los príncipes Carlos Felipe y Sofía cumplían su décimo aniversario de casados. Para el evento, el hijo del Rey lució el traje con sus condecoraciones; y su mujer, un diseño con cuello alto, mangas abullonadas y falda en capas diseñado por Lars Wallin… y en un color poco habitual para un bautismo. Lució, además, los mismos pendientes que usó para su boda, diez años atrás.

La ceremonia fue en la capilla del Palacio de Drottningholm y contó con la presencia de todos los Bernadotte, una familia tan prolífica como afecta a este tipo de celebraciones que involucran las tradiciones. Estuvieron los soberanos del país nórdico y sus hijos: la princesa Victoria, heredera del trono, su marido Daniel, y sus hijos Estelle y Oscar; la princesa Magdalena, su marido, Chris O’Neill, y sus tres hijos Leonore, Nicolas y Adrienne; varios integrantes de los Hellqvist (la familia de la princesa Sofía); miembros del gobierno sueco y una gran cantidad de amigos.

Los monarcas suecos, felices durante el bautismo de su nieta menor. Acá, saludando a la gente que se acercó a acompañar a la familia real. Luego de la ceremonia, hubo un almuerzo privado.

CANCIONES, ENCAJES Y PADRINOS DE LUJO

Pasado el mediodía de un viernes soleado en la capital del país, comenzó el bautismo de Inés, cuyo nombre completo es Inés Marie Lilian Silvia (la beba no tiene tratamiento de alteza real; es duquesa de Västerbotten). Para la ceremonia de su hija menor, cuya liturgia fue oficiada por el obispo Johan Dalman y por el capellán de la Corte, Michael Bjerkhagen, los padres estuvieron en cada uno de los detalles.

Inés, en la histórica cuna dorada de Carlos XV la misma que usaron todos los chicos de la familia real sueca. Realizada en madera y recubierta de oro, representa la continuidad dinástica.

Eligieron un listado especial de canciones –como “Hasta mi último aliento”, el tema con el que se dio inicio a la misa, fue escrito especialmente y musicalizado por la princesa Sofía junto con Molly Sandén y Danny Saucedo– hasta el outfit de Inés, que lució un traje de encaje con historia: el vestido es el mismo que los miembros de la familia real han usado por 120 años. Alexander y Gabriel, los hermanos mayores de Inés, fueron los encargados de derramar el agua –provenía del pozo del palacio de verano de Solliden, en Öland, una tradición que comenzó en 1977, con el bautismo de la princesa Victoria– en la pila bautismal.

Una escena de la ceremonia, en la capilla del Palacio de Drottningholm, escenario de las ceremonias religiosas de la familia real sueca. Tras el servicio, el Rey le entregó a su novena nieta la Orden de los Serafines que tiene una cinta azul claro. Sobre un almohadón ubicado detrás del Rey, se colocó esta corona; se trata de una joya familiar que simboliza su futuro rol en la realeza y que también se utilizó en el bautismo del papá de Inés, el príncipe Carlos Felipe.

Según la tradición, pueden ser varios los padrinos. Los de Inés fueron cinco y todos muy especiales, empezando por su prima, la princesa Estella (13; la hija mayor de Victoria), Frederik von der Esch (es ahijado de la reina Silvia y amigo de Carlos Felipe), Tiara Larsson (es ahijada de la princesa Sofía), Claes Kockum (es amigo del príncipe Carlos Felipe; se conocieron en el internado de Lundsberg) y su mujer, Sandrine Roussel (medio hermana de Athina Onassis).

La hija mayor del Rey y heredera del trono sueco, con su marido, Daniel, y el príncipe Oscar. La princesa Victoria lució diseño de seda de
Dolce&Gabbana, de mangas largas y con silueta ceñida. Llevó una cartera de Bottega Veneta. La princesa Magdalena, con un vestido de la firma inglesa Safiyaa, ceñido a la cintura y con falda lápiz; un tocado de diadema con velo de red y pendientes florales. En la foto, con dos de sus tres hijos, Nicolas (10) y Adrienne (7).La princesa Estelle, hija mayor de Victoria, debutó como madrina de su primita Inés: acá en brazos de su papá, se aprecia la prenda bautismal, que fue usada por primera vez por el padre del Rey, el príncipe Gustavo Adolfo, cuando fue bautizado en 1906. Los príncipes Carlos Felipe y Sofía con sus cuatro hijos posan con los cinco padrinos del bautismo: a la izquierda, Tiara Larsson (es ahijada de la princesa Sofía), Frederik von der Esch (es ahijado de la reina Silvia y amigo de Carlos Felipe), la princesa Estella (13; la hija mayor de Victoria, con un vestido floreado),  Sandrine Roussel (a la derecha y vestida de azul, la medio hermana de Athina Onassis) y su marido, Claes Kockum (es amigo del príncipe Carlos Felipe; se conocieron en el internado de Lundsberg). Detrás de ellos, a la izquierda y a la derecha, se aprecia el monograma de Inés, que tiene una gran “I” rematada con una corona, ambas formadas por flores de diferentes colores.

 La princesa Inés es la novena nieta de los reyes Carlos Gustavo y Silvia  LA NACION

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