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“Cada cicatriz te hace más perfecta”: venció al cáncer en la adolescencia y se convirtió en modelo

En noviembre de 2014, Jimena Bazán comenzó a tener algunos síntomas pero no les prestó demasiada atención. Estaba terminando tercer año de la secundaria cuando, una tarde, al tocarse el cuello sintió un bulto y sospechó que tenía un ganglio inflamado. Pensó que era algo normal y que pronto desaparecería.

Pero no sucedió. Contrario a lo esperado, los ganglios comenzaron a crecer y su mamá decidió llevarla al médico. El diagnóstico inicial fue anginas. Le recetaron un remedio y la mandaron a su casa. “Con dos doctores distintos pasó lo mismo, pero los ganglios crecían cada vez más rápido. Un sábado, 24 de enero, un día antes del cumpleaños de mi hermano, me internaron. Yo no quería pero me dijeron que era urgente, que necesitaban descartar cosas”, recuerda.

Jimena permaneció internada durante 12 días, en los que le realizaron biopsias, estudios PET, resonancias, tomografías y incontables extracciones de sangre. Después, le dieron un alta programada solo por el fin de semana, pero el lunes siguiente debía regresar.

“No había muchas esperanzas, pero se podía intentar”.

“No había muchas esperanzas, pero todavía se podía intentar”

Ese lunes, Jimena fue derivada al Área de Oncología del Hospital Rawson, en la ciudad de San Juan, a pocos kilómetros de su casa. Allí la atendió la oncóloga Silvina Gómez Storniolo.

-Jimena tiene una enfermedad. De todas las malas, yo elegiría tener esta, porque tiene cura -les dijo la doctora a Jimena y a su mamá.

-¿Qué tengo? -le preguntó Jimena.

-Se llama linfoma de Hodgkin grado B. Si quieren pueden llamarlo “cáncer blanco”. Vas a estar bien -respondió.

Jimena permaneció 12 días internada en los que le realizaron biopsias, PET, resonancias, tomografías y muchas extracciones de sangre.

“Al día siguiente mis papás tenían que volver al hospital, así que me quedé en la casa de mi abuela. Empecé a tener fiebre muy alta, más de 40°. Me llevaron a una salita y me preguntaron si tenía alguna enfermedad. Mis papás llegaron y el médico les dijo que no podían hacer nada, que debía volver al hospital. Me bajaron la fiebre y cuando regresamos a casa, vi a mi mamá llorando en la cocina. Ese día le habían informado que el estudio revelaba que mi linfoma estaba en el grado más avanzado, con riesgo pulmonar. Me iban a cambiar a un tratamiento más fuerte, con más químicos y más meses. No había muchas esperanzas, pero todavía se podía intentar”.

. “El sueño de toda niña, para mí fue una pesadilla. Soñé tanto con un vestido y una fiesta, y no la tuve

Un sueño que se transformó en pesadilla

El 9 de marzo de 2015, días antes de cumplir los 15, Jimena comenzó con la quimioterapia. “El sueño de toda niña, para mí se transformó en una pesadilla. Soñé tanto con el vestido y la fiesta… pero no hubo nada de eso. Justo el día de mis 15 se me empezó a caer el pelo. Fue la única vez que lloré desconsoladamente. No lloré por la enfermedad, creo que ni siquiera entendía su gravedad. Lloré porque no quería perder mi pelo. Me dolía pensar que ya no vería igual. Ese día vi a toda mi familia reunida por primera vez, pero no era una celebración. Se sentía como un funeral”.

Jimena Bazan venció al cáncer en la adolescencia y se convirtió en modelo

Felicidad y muchos nervios

Desde que tiene memoria, cuando estaba sola, Jimena solía imaginar que era parte de un gran desfile con los mejores diseñadores del mundo. Era su juego favorito, su pequeño gran sueño. Sin embargo, en plena enfermedad ese sueño parecía imposible. Hasta que, poco a poco, empezó a creer en ella misma, recuerda.

A los 18, se animó a contarle a su mamá que quería ser modelo. “Si eso es lo que querés, vamos por ese sueño”, le contestó con una sonrisa. Así fue que empezó a estudiar modelaje.

Su primer desfile fue a beneficio de FUNDAME, una fundación de San Juan que ayuda a niños y adolescentes con cáncer y hemofilia. “Estaba nerviosa porque iba a haber mucha gente conocida, pero lo di todo. Sentí una mezcla de felicidad y muchos nervios que todavía recuerdo”.

A partir de ese momento, Jimena comenzó a participar desfiles, hacer sesiones de fotos y trabajar con marcas. Todavía seguía en tratamiento por lo que hacía todo con calma y a su propio ritmo. “Amo representar cada sueño, cada emprendedor, diseñador o artesano”, dice con emoción.

Entre tantas experiencias gratificantes que le regaló su profesión que tanto ama, Jimena reconoce que también vivió momentos difíciles. En una ocasión la discriminaron por ser la única modelo morocha. “Salí con la cabeza en alto y dije: ”Las morochas somos hermosas”. Me sentí un ángel. Estaba hecha una diosa, empoderada”.

-¿Qué sentís cada vez que estás en una pasarela?

-Magia. Es inexplicable. Como caminar entre las nubes. Felicidad, orgullo y la sensación de que transmito algo.

-¿De qué manera representás a tu provincia?

-Ser Reina Provincial es la oportunidad más linda que me dio la vida. No solo represento a la mujer, sino a los sueños de cada sanjuanino.

“Cuando tenés cáncer, no salís ilesa, quedan cicatrices

Una de las sus frases de cabecera de Jimena, que hace poco la compartió en su Instagram, es que “Cada cicatriz te hace más perfecta”. De esta forma la explica: “Cuando tenés cáncer, no salís ilesa, quedan cicatrices. Antes no las aceptaba, pensaba que los diseñadores no me iban a elegir por tenerlas. Hasta que entendí que la única que debía aceptarlas era yo. Y que esas cicatrices me hacen perfecta, única y guerrera. Son las marcas de una batalla y de la mejor ganada.

Jimena confiesa que en la actualidad vive al máximo y disfruta el día a día. “Me arriesgo, hago lo que me gusta, sigo proyectando y también me cuido. La vida me puso personas maravillosas que me enseñan y me acompañan mucho. Tengo un compañero que me cuida y está conmigo en cada proyecto. Y una madre que no se rinde. Mi vida es hermosa. Es lo que soñé”.

Sus principales sueños son desfilar en grandes pasarelas, conocer diseñadores de todo el país y crear contenido para marcas reconocidas.

Sus principales sueños son desfilar en grandes pasarelas, conocer diseñadores de todo el país y crear contenido para marcas reconocidas.

-¿Qué mensaje le darías a alguien que está atravesando un momento difícil?

-Sé que no es fácil, pero tampoco es imposible. Creé en vos. Soñá. Vas a poder salir. Y te lo dice alguien que lo vivió… una guerrera que lo logró.

En noviembre de 2014, Jimena Bazán comenzó a tener algunos síntomas pero no les prestó demasiada atención. Estaba terminando tercer año de la secundaria cuando, una tarde, al tocarse el cuello sintió un bulto y sospechó que tenía un ganglio inflamado. Pensó que era algo normal y que pronto desaparecería.

Pero no sucedió. Contrario a lo esperado, los ganglios comenzaron a crecer y su mamá decidió llevarla al médico. El diagnóstico inicial fue anginas. Le recetaron un remedio y la mandaron a su casa. “Con dos doctores distintos pasó lo mismo, pero los ganglios crecían cada vez más rápido. Un sábado, 24 de enero, un día antes del cumpleaños de mi hermano, me internaron. Yo no quería pero me dijeron que era urgente, que necesitaban descartar cosas”, recuerda.

Jimena permaneció internada durante 12 días, en los que le realizaron biopsias, estudios PET, resonancias, tomografías y incontables extracciones de sangre. Después, le dieron un alta programada solo por el fin de semana, pero el lunes siguiente debía regresar.

“No había muchas esperanzas, pero se podía intentar”.

“No había muchas esperanzas, pero todavía se podía intentar”

Ese lunes, Jimena fue derivada al Área de Oncología del Hospital Rawson, en la ciudad de San Juan, a pocos kilómetros de su casa. Allí la atendió la oncóloga Silvina Gómez Storniolo.

-Jimena tiene una enfermedad. De todas las malas, yo elegiría tener esta, porque tiene cura -les dijo la doctora a Jimena y a su mamá.

-¿Qué tengo? -le preguntó Jimena.

-Se llama linfoma de Hodgkin grado B. Si quieren pueden llamarlo “cáncer blanco”. Vas a estar bien -respondió.

Jimena permaneció 12 días internada en los que le realizaron biopsias, PET, resonancias, tomografías y muchas extracciones de sangre.

“Al día siguiente mis papás tenían que volver al hospital, así que me quedé en la casa de mi abuela. Empecé a tener fiebre muy alta, más de 40°. Me llevaron a una salita y me preguntaron si tenía alguna enfermedad. Mis papás llegaron y el médico les dijo que no podían hacer nada, que debía volver al hospital. Me bajaron la fiebre y cuando regresamos a casa, vi a mi mamá llorando en la cocina. Ese día le habían informado que el estudio revelaba que mi linfoma estaba en el grado más avanzado, con riesgo pulmonar. Me iban a cambiar a un tratamiento más fuerte, con más químicos y más meses. No había muchas esperanzas, pero todavía se podía intentar”.

. “El sueño de toda niña, para mí fue una pesadilla. Soñé tanto con un vestido y una fiesta, y no la tuve

Un sueño que se transformó en pesadilla

El 9 de marzo de 2015, días antes de cumplir los 15, Jimena comenzó con la quimioterapia. “El sueño de toda niña, para mí se transformó en una pesadilla. Soñé tanto con el vestido y la fiesta… pero no hubo nada de eso. Justo el día de mis 15 se me empezó a caer el pelo. Fue la única vez que lloré desconsoladamente. No lloré por la enfermedad, creo que ni siquiera entendía su gravedad. Lloré porque no quería perder mi pelo. Me dolía pensar que ya no vería igual. Ese día vi a toda mi familia reunida por primera vez, pero no era una celebración. Se sentía como un funeral”.

Jimena Bazan venció al cáncer en la adolescencia y se convirtió en modelo

Felicidad y muchos nervios

Desde que tiene memoria, cuando estaba sola, Jimena solía imaginar que era parte de un gran desfile con los mejores diseñadores del mundo. Era su juego favorito, su pequeño gran sueño. Sin embargo, en plena enfermedad ese sueño parecía imposible. Hasta que, poco a poco, empezó a creer en ella misma, recuerda.

A los 18, se animó a contarle a su mamá que quería ser modelo. “Si eso es lo que querés, vamos por ese sueño”, le contestó con una sonrisa. Así fue que empezó a estudiar modelaje.

Su primer desfile fue a beneficio de FUNDAME, una fundación de San Juan que ayuda a niños y adolescentes con cáncer y hemofilia. “Estaba nerviosa porque iba a haber mucha gente conocida, pero lo di todo. Sentí una mezcla de felicidad y muchos nervios que todavía recuerdo”.

A partir de ese momento, Jimena comenzó a participar desfiles, hacer sesiones de fotos y trabajar con marcas. Todavía seguía en tratamiento por lo que hacía todo con calma y a su propio ritmo. “Amo representar cada sueño, cada emprendedor, diseñador o artesano”, dice con emoción.

Entre tantas experiencias gratificantes que le regaló su profesión que tanto ama, Jimena reconoce que también vivió momentos difíciles. En una ocasión la discriminaron por ser la única modelo morocha. “Salí con la cabeza en alto y dije: ”Las morochas somos hermosas”. Me sentí un ángel. Estaba hecha una diosa, empoderada”.

-¿Qué sentís cada vez que estás en una pasarela?

-Magia. Es inexplicable. Como caminar entre las nubes. Felicidad, orgullo y la sensación de que transmito algo.

-¿De qué manera representás a tu provincia?

-Ser Reina Provincial es la oportunidad más linda que me dio la vida. No solo represento a la mujer, sino a los sueños de cada sanjuanino.

“Cuando tenés cáncer, no salís ilesa, quedan cicatrices

Una de las sus frases de cabecera de Jimena, que hace poco la compartió en su Instagram, es que “Cada cicatriz te hace más perfecta”. De esta forma la explica: “Cuando tenés cáncer, no salís ilesa, quedan cicatrices. Antes no las aceptaba, pensaba que los diseñadores no me iban a elegir por tenerlas. Hasta que entendí que la única que debía aceptarlas era yo. Y que esas cicatrices me hacen perfecta, única y guerrera. Son las marcas de una batalla y de la mejor ganada.

Jimena confiesa que en la actualidad vive al máximo y disfruta el día a día. “Me arriesgo, hago lo que me gusta, sigo proyectando y también me cuido. La vida me puso personas maravillosas que me enseñan y me acompañan mucho. Tengo un compañero que me cuida y está conmigo en cada proyecto. Y una madre que no se rinde. Mi vida es hermosa. Es lo que soñé”.

Sus principales sueños son desfilar en grandes pasarelas, conocer diseñadores de todo el país y crear contenido para marcas reconocidas.

Sus principales sueños son desfilar en grandes pasarelas, conocer diseñadores de todo el país y crear contenido para marcas reconocidas.

-¿Qué mensaje le darías a alguien que está atravesando un momento difícil?

-Sé que no es fácil, pero tampoco es imposible. Creé en vos. Soñá. Vas a poder salir. Y te lo dice alguien que lo vivió… una guerrera que lo logró.

 A Jimena Bazán le diagnosticaron la enfermedad a los 15 años, pero no dejó de soñar  LA NACION

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